- Duración: VER (+)
- Ubicación: CUNDINAMARCA
- Asientos disponibles: 100
- Precio: RUTA HISTORICA
¿Cómo llegaron?, ¿Qué significa lo que hay tallado y pintado ahí?, ¿Para qué eran utilizadas? Todas estas preguntas sobre el arte rupestre de las piedras del Tunjo, en Facatativá, se encuentran aún sin resolver. Este parque también ha recibido nombres como “Piedras de Tunja”, “Cercado de los Zipas”, “Cementerio del Zipa”.
La leyenda que más se escucha acerca de estas piedras es que hace muchos años al cura que estaba construyendo la Iglesia de Facatativá se le acabó la piedra, razón por la qu tuvo que parar la construcción, hasta que un día se le apareció el diablo y este le propuso un trato: “a cambio de la piedra que usted necesita para terminar la iglesia, usted me da su alma”. El padre de inmediato aceptó y así fue como el diablo, en compañía de muchos diablitos, fue trayendo las piedras, una tras otra. Hasta que un día fue tanta la culpa y remordimiento que el cura sentía, que terminó arrepintiéndose del trato, en ese momento el diablo se llenó de ira y ordenó que dejaran esas piedras tiradas allí.
Una de estas piedras es la de la “Serpiente”, y no es porque esté tallada con esta imagen, sino porque en su interior tiene una cueva. Cuenta la historia que era utilizada para demostrar la fuerza de los hombres al competir por el estatus dentro del grupo, se dice que ellos pasaban uno por uno por el túnel y desde arriba les lanzaban piedras, flechas y el que lograra pasar vivo se paraba en la cima de la piedra, donde hay aproximadamente 10 agujeros utilizados por las mujeres para limpiar el cuerpo de los hombres bañados en sangre.
También encontrará algo curioso en la “cueva de las abuelas”, se dice que esta piedra fue usada por los muiscas para hacer ritos, los muiscas en el centro hacían una fogata, bailaban alrededor y fumaban la pipa en homenaje a las tres almas de las abuelas que siempre están protegiendo esta cueva. Hay un rito para ingresar a la cueva: saludar a las tres abuelas dando tres golpes en la puerta, caminar de espaldas, agachado, hasta llegar a los troncos utilizados como sillas y allí seguir el rito siguiendo las instrucciones del guía.
Estas piedras también fueron utilizadas como implemento de cocina, como la Piedra de la Chicha. Comenta Andrea, nuestra guía, mientras subimos a la piedra que “el árbol que está al lado se llama el borrachero, utilizado para la fermentación de la chicha, en el centro de esta gigantesca roca hay un hueco de aproximadamente unos 180 metros de profundidad y los muiscas la utilizaban para preparar la chicha que le daban a todo el pueblo, la fila podía llegar hasta donde la vista alcanzara”.
Otra es la piedra de los presidentes, llamada así porque los gobernantes del municipio plasmaban sus retratos allí. En dos piedras se ven dos caras de monos mirándose, ahí también encontrará la piedra del sol, utilizada para conocer la hora. Como arte rupestre podrá mirar un barco de color blanco pintado por los indígenas, se dice que es el único arte rupestre blanco que hay en Colombia. Estas rocas tienen una vista espectacular desde la parte superior, desde una de ellas se alcanza a observar el municipio de Facatativá en su totalidad y una pequeña parte de los municipios cercanos, en otras podrá ver el parque casi por completo. La piedra más bella de todas es la llamada “sin nombre”, no tienen ningún tipo de explotación y se nota la diferencia con las que están pintadas. En el interior del parque hay una pequeña laguna que presta el servicio de botes, pero en verano es difícil hacer uso de este servicio ya que el agua baja
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